martes, 8 de julio de 2014

Ortega, el filósofo olvidado

No se puede precisar con exactitud cuándo se conocieron Josep Pla y Salvador Dalí. Xavier Febrés, en su biografía sobre el escritor, «Josep Pla, biografia de l'homenot», destaca en la vida del escritor la tertulia del Ateneo de Barcelona que giraba alrededor del médico Joaquim Borralleras y que era frecuentada por el propio Pla. En la lista publicada por el especialista encontramos a Josep Maria de Sagarra, Alexandre Plana (el mentor periodístico de Pla), Francesc Pujols y Eugeni d'Ors, entre otros. Uno de esos asiduos es el doctor Rafael Dalí i Cusí quien «algunas veces -escribe Febrés- llevaba a su sobrino, el joven pintor Salvador Dalí, acompañado en una ocasión por Federico García Lorca». Hasta la expulsión definitiva de Dalí de la Academia de Bellas Artes de Madrid en 1926, éste no es un visitante asiduo de la peña del Ateneo de Barcelona. Por ese motivo, tal vez sea mediados de los años veinte la fecha en que ambos se tratan por vez primera. La referencia a Lorca nos hace pensar en la segunda visita del poeta a tierras catalanas, verano de 1927, momento en que pudo permanecer en Barcelona durante varios días por primera vez.
    ¿Cómo fue realmente la amistad entre Salvador Dalí y Josep Pla? Los especialistas en ambos personajes no se acaban de poner de acuerdo. Un testigo excepcional es el médico personal de Pla, el doctor Francesc Dalmau, quien en declaraciones a este periódico ha podido añadir detalles de interés. «La relación de Pla y Dalí -recuerda Dalmau- no era ni buena ni mala. No se puede decir que fuera un tú a tú. No era algo demasiado personal. Cada uno se admiraba a su manera, pero eran dos personalidades opuestas. Dalí era agudo. Pla era más reposado, un hombre de la tierra, un “pagès” que se enfadaba si el cultivo de patatas en su huerto salía mal. Dalí tenía puestos los ojos en el mundo. Pla, en cambio, sólo tenía como finalidad el Empordà».
    Josep Pla dedicó varios trabajos a Salvador Dalí. Destaca su retrato dentro de la serie «Homenots» -publicada en castellano como «Grandes tipos»-, los libros «Cadaqués» y «Obras de Museo», así como varios artículos en prensa en la mítica revista «Destino». Esto confirma el gran interés planiano hacia Dalí, avalado por la pequeña bibliografía sobre el pintor en la biblioteca personal de Pla, conservada hoy en la fundación que lleva su nombre en Palafrugell (Gerona), su población natal. Los títulos son la primera edición argentina de la «Vida secreta» (1944), el célebre «Salvador Dalí visto por su hermana», de Anna Maria Dalí (1949), «Les Passions selon Dalí», de Louis Pauwles y el propio artista (1968), «Pujols per Dalí» (1974) y dos volúmenes con dedicatorias inéditas «Dalí's Moustache», de Philippe Halsman (1954) y el monumental «Dalí de Draeger» (1967). 
    El surrealista estaba al corriente de los ejemplares que entraban en la colección personal de Pla y por ese motivo quería «controlar» de alguna manera lo que el escritor sabía sobre su persona. No hay que olvidar que Josep Pla tuvo buena amistad con el padre del pintor, el notario don Salvador. A instancias de este último investigó y escribió Pla «El naufragio del Cala Galiota» (1946), posteriormente incluido en el libro «Cinco historias del mar». 
    La teoría de la preocupación viene avalada por una carta escrita por Salvador a Pla a raíz de la publicación de las memorias de Anna Maria Dalí, libro que molestó enormemente al pintor: «Usted ya sabe de qué va la canallada familiar» escribe Dalí a Josep Pla en 1950 adjuntándole la tarjeta «Memorándum» condenando el comportamiento de su padre y su hermana. 
    Pero a Josep Pla no le hacía falta que Dalí le recordara cómo debía ser el conocimiento de su persona. El 28 de septiembre de 1946 Pla publicaba en «Destino», bajo el seudónimo de Tristán, su artículo «Salvador Dalí visto desde Cadaqués»: «Tengo la firme sospecha, casi diría la convicción, de que está pasando ya el momento de empezar a hablar, en este país, de Salvador Dalí y de su obra, seriamente, con un crescendo de seriedad, desde luego con la abertura de compás que toda seriedad requiere». 
    Esa oportunidad llegó para Josep Pla con su libro «Obras de Museo», escrito durante 1977 e ilustrado por Dalí. Existe un interesante epistolario inédito, propiedad de Enric Sabater, sobre este volumen calificado por la biógrafa Cristina Badosa como «flojo, no es una gran obra» y por Xavier Febrés como «trabajo interesante, no carente de atractivo». La iniciativa nació poco después de la «reconciliación» en el Mas Pla de Llofriu entre escritor y pintor preparada y fotografiada por Enric Sabater, secretario de Dalí, en verano de 1970. Josep Martinell en su «Josep Pla vist per un amic de Palafrugell» afirma que «Salvador Dalí se molestó porque Josep Pla había dicho que era el último pintor “pompier” de la historia, disimulado dentro del surrealismo». No deja de ser una de las típicas «collonades» de Pla. El problema residía, como dice el doctor Dalmau, en que el escritor «se consideraba superior a Dalí porque creía que éste hacía comedia». Sea como sea, la inauguración del museo de Figueras (1974) supuso el impulso inicial a una colaboración entre los dos ampurdaneses. De nuevo recuerda Dalmau: «Asistí con Pla en Figueras a la presentación del museo. Cuando entrábamos salía Dalí. Se abrazaron y hablaron unos cinco minutos. A Pla le agradaron los cuadros no imaginarios. El surrealismo no le gustaba porque no lo entendía».    
Fidelidad al proyecto
Con la mediación de Enric Sabater, Josep Pla se adentra en el mundo de Dalí y comienza «Obras de Museo» en 1977. La primera carta inédita sobre este tema está fechada el primero de agosto de 1977. La fidelidad de Pla al proyecto le hace volver a insistir en el tema once días después. El escritor justifica su ausencia en la reunión del patronato creado por Dalí para defender la bahía de Port Lligat. Apenas transcurrida una semana, Pla retoma su pluma para anunciarle la conclusión del volumen y la visita al Mas de Llofriu de Enric Sabater para revisar el manuscrito acabado. El ampurdanés hace referencia a la posible publicación de un libro de versos definidos por Martinell como «el reflejo de su personalidad, un desdoblamiento del lado comediante que juega al realismo absurdo del vivir cotidiano». Se trata de «Retour d'åge», del que se publicaron algunos fragmentos en la «Revista de Palafrugell», dirigida por Francesc Alsius. Esta carta contiene una postdata ilegible en la que Pla anuncia el envío de un telegrama el 18 de agosto a Port Lligat.
    Enric Sabater pronto se puso a trabajar en la maqueta del libro, que llevaría una veintena de ilustraciones de Dalí. Sabater visita frecuentemente a Pla. Una de esas tardes ha sido recordada por Cristina Badosa incluyendo las «collonades» planianas: «Una tarde estábamos los dos [Pla y Badosa] solos hablando cuando el ruido de unos neumáticos en la grava nos hizo callar. Me pidió que fuera al ventanal. «¿Es un coche muy grande? Inmenso, ocupa toda la era. Es Sabater, el secretario de Dalí. Un “pagès” muy listo, lleva un anillo en cada dedo. Un tipo importante. Hará carrera, no lo dude».
    Badosa añade que Pla disfrutaba corrigiendo su nuevo «juguete». Josep Pla suprimió algún texto y pensó incluir otro diferente. Eso le comunica a Sabater en una breve nota inédita con membrete del doctor Dalmau: 
    «Mas Pla Llofriu. Amigo Sabater: A través del Dr. Dalmau, que usted conoce tan bien, le pido que me envíe el papel titulado “Amenitats de Cala Jugadora”. Yo le daré titulado otro papel sobre el naufragio del “Cala Galiota”, que irá mejor para el libro sobre Cadaqués. Gracias. Muy apreciado. Aff. Josep Pla».
    Ni «Amenitats de Cala Jugadora» -un texto referente a una de las zonas más sugestivas del Cabo de Creus- ni «Cala Galiota» aparecieron en la versión final de «Obras de Museo». El índice definitivo incluyó textos sobre Cadaqués, Port Lligat y la carrera artística del pintor junto a un manifiesto daliniano sobre el realismo.
    El volumen, editado en edición de bibliófilo en 1980 por DASA, es, en palabras de Ricard Mas, «un libro de características casi únicas en el panorama artístico de nuestro país». Pla tiene varios errores biográficos. Confunde a la madre de Dalí con su tía o cree que el pintor se instaló en la Institución Libre de Enseñanza en vez de en la Residencia de Estudiantes. Estos errores no evitan que el juicio que hace de Dalí sea, tal vez, uno de los más certeros. «El mayor error que se ha cometido con Dalí ha sido considerarlo un revolucionario. Es exactamente lo contrario. No solamente no ha sido nunca un revolucionario, sino que no puede ser un revolucionario, porque su formación, a fin de cuentas, es la de un reaccionario absoluto». 
    
Parte del paisaje
Josep Pla opta por el Dalí clásico, por la búsqueda de la realidad y su perfecta matización. Las pinturas que más le fascinan son las que incluyen un carromato fantasma como tema, «El carro fantasma», (1933) y «Momento de transición» (1934), elemento que remite a su querido Empordà. Y es que Pla, el eterno «homenot», afirmaba orgulloso: «Me gusta el paisaje pintado. Todavía me gusta más contemplar un paisaje real. Y aún me gusta más convertirme en un elemento del paisaje, en una pequeña cosa que el paisaje contiene».
    ¿Qué opinión tuvo Salvador Dalí del texto final de su paisano? La mejor respuesta viene dada por las palabras redactadas por el propio pintor en la presentación oficial de «Obras de Museo»: «Hace muchos años Josep Pla después de visitarme por primera vez dicen que dijo: “Estos bigotes harán fortuna”. ¡Lo han hecho! No creo que fuera una profecía de los famosísimos “Blanchols”, que después de Gala es lo que más me apasiona en estos momentos».
    
    Mas Pla Llofriu 1° de agosto de 1977.     
    Sr. Salvador Dalí en Port Lligat

    
    Muy estimado amigo: Ante todo perdóneme esta lata. Quisiera pedirle un favor.
    Si yo le dijera que usted y yo deberíamos de hacer un libro sobre Cadaqués y Port Lligat, ¿qué reacción tendría? ¿Favorable? ¿Indispuesto? Yo tengo el libro hecho, ¿demasiado largo? Probablemente. Además de lo que ya he publicado en estas últimas semanas he escrito un papel sobre Cala Jugadora y un largo ensayo sobre usted y el agujero que ha hecho. En este país de envidiosos y de ignorantes, esto habría de hacerse. No creo que pueda provocar dificultad alguna sobre lo trazado. En cualquier caso, vuestra palabra sería definitiva. Nada más.
    Vuestra colaboración decisiva habría de contribuir reproducciones de obra hecha en Figueres, el Llané Petit, París y Port Lligat. Pondríamos en marcha una obra fabulosa que se desconoce.
    Nunca veo al Sr. Sabater, porque no voy nunca a Palafrugell ni a Llafranc. Dígale, por favor, que cuando pueda venga a verme al Mas Pla, de Llofriu. Muy agradecido.
    Mis mejores respetos para la Sra. Gala Dalí. Considéreme, por favor, un pobre pero decidido e incuestionable amigo, vuestro affmo. 
    
    Josep Pla
    

    Mas Pla Llofriu P. de Girona. 11 agosto
        Sr. Salvador Dalí Port Lligat.

    
    Muy apreciado Sr. Dalí: Recibí su telegrama con tres días de retraso. Las comunicaciones postales y telegráficas, son, en este país, un desastre. Por tanto recibí la convocatoria del Patronato de Port Lligat, cuando ya se había hecho.
    Sepa, de todas maneras que yo hubiera votado a favor de todo lo que me propusiese porque usted [ilegible] a fondo Port Lligat y todo lo que ha propuesto es incuestionable.
    En una carta anterior le proponía la publicación de un libro, con 8 reproducciones suyas entre Cadaqués y Port Lligat. Le decía que si el sr. Sabater se acercara a Llafranc se pusiera en contacto y hablaríamos. Pienso que es el camino más eficaz.
    Con los mejores recuerdos queda de usted affmo. amigo y servidor
    
    Josep Pla


    Mas Pla Llofriu 18 agosto 1977     
    Sr. Salvador Dalí en Port Lligat.

    
    Muy apreciado y admirado Salvador Dalí: Tuve la suerte de recibir en casa al Sr. Sabater que es vuestro hombre de confianza desde hace tres años. Me pareció un hombre muy amable y de una gran vitalidad y de una admiración hacia usted, considerable. ¡Magnífico!
    Le di mi proyecto de libro que contenía tres partes: un Cadaqués, una historia sobre Cadaqués y un ensayo largo sobre vuestra carrera, en Madrid, en París y en New York absolutamente inédito. El libro está listo. El Sr. Sabater quedó encantado y me quiso dar unos dineros para las cosas inéditas que contiene. No quise ni un céntimo porque me pareció que no se podría hacer nada antes de que usted no tuviera una idea directa. (...)
    Este libro es imposible sin tener ocho reproducciones vuestras de la primera época. El Sr. Sabater me las aseguró. Usted, Sr. Dalí, no ha sido nunca atacado en este país por razones pictóricas - a pesar de ser tan desconocido. Ha sido atacado por razones políticas grotescas. Este libro podría hacer un agujero terrible desde la totalidad del hecho. (...)
    El Sr. Sabater me dijo que iba a Italia, que tenía tres o cuatro días de trabajo y que después nos reuniríamos. Muy bien.
    Tal vez encontraréis el libro demasiado largo. Muy bien. La parte es [ilegible]. En definitiva usted es imparable de Figueres, Cadaqués y Port Lligat. Ésta es la tercera carta que os envío. Es siempre vuestro affmo. amigo y servidor

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